TINTORETTO, El segrestat de Venècia (J.P. Sartre)
“…pero al Tintoretto lo traía sin cuidado; cada cual tiene su fuerza ascensional y su lugar natural. Sabía que tenía un don y le habían dicho que era un capital. Si demostraba su capacidad, su empresa llegaría a ser rentable, encontraría fondos para equiparse. Ya estaba movilizado para toda una larga vida, indisponible: había que explotar aquel filón, hasta el agotamiento de la mina y del minero. Hacia la misma época, aquella otra fiera para el trabajo, Miguel Ángel, se hacía el delicado, comenzaba una obra y no la acababa. Tintoretto siempre acababa, con la terrible aplicación de quien acaba lo que está diciendo, pase lo que pase; la propia muerte lo esperó en San Giorgio, le dejó dar su última pincelada a su último cuadro o, al menos, sus últimas indicaciones a sus colaboradores; en toda su vida no se permitió un capricho, un hastío, una preferencia, ni siquiera el descanso de un sueño…”
“Si Miguel Ángel trabajaba para el Soberano Pontífice, le parecía que se rebajaba; aquel desprecio le brinbaba a veces una perspectiva: aquel hidalgo adoptaba actitudes insolentes sobre el arte. Tintoretto era todo lo contrario, volaba por encima de sí mismo; sin el arte, ¿qué habría sido? Tintorero. Era la fuerza que lo arrancaba de su condición natal y el medio que lo sostenía, era su dignidad. Había que trabajar o caer al fondo del pozo. ¿Perspectiva? ¿Distancia? ¿De dónde las sacaría? No tenía tiempo de interrogarse sobre la pintura, ¡a saber si la vería siquiera! Miguel Ángel pensaba demasiado: era un marqués de Carabás, un intelectual; Tintoretto no sabía lo que hacía: pintaba.”
“¡Caprichosos venecianos! ¡Burgueses inconsecuentes! Tintoretto fue su pintor; les mostró lo que veían, lo que sentían: no podían soportarlo; Tiziano se burlaba de ellos: lo adoraban. Tiziano pasaba la mayor parte del tiempo tranquilizando a los príncipes,certificándoles con sus lienzos que todo iba bien en el mejor de los mundos posibles. La discordia era una simple apariencia… […] …Tintoretto nació en una ciudad trastornada; respiró la inquietud veneciana, que lo carcomía, sólo sabía pintarla a ella. Si hubieran estado en su lugar, sus críticos más severos no habrían actuado de otro modo, pero es que precisamente no lo estaban: no podían por menos de sentir aquella inquietud, pero no querían que se les mostrara; condenaban los cuadros que la representaban. La desgracia destinó a Jacopo a convertirse sin saberlo en el testigo de una época que se negaba a conocerse.” (Els textos són del volum Venecia, Tintoretto, Jean-Paul Sartre, Gadir, 2007)
Recordu una classe que ens vas parlar de grans pintors de la història, vas dir que ens deixéssim d’històries, que el millor pintor del Renaixament era Tintoretto, tot i que no havia estat igual de reconegut que altres…i ja se’m va quedar gravat.
M’ha fet gràcia…
…avui he anat a Súnion, a acomiadar-me (si més no de l’edifici), i el teu despatx estava tancat!…
…però ens veiem diumenge!
Un petó molt gran